martes, 11 de mayo de 2010

HISTORIA DE IBN ZAIDUN Y LA PRINCESA WALLADA





En el Campo de los Martires, en el barrio de la Juderia, esta el monumento a dos enamorados de leyenda, el poeta Ibn Zaydun y la princesa Wallada, representados por unas manos entrelazadas bajo un templete;


Wallada era hija de uno de los últimos califas cordobeses de sangre omeya
Era muy bella, rubia, de piel clara y con los ojos azules, además de inteligente, culta y orgullosa. Bordaba sus versos en sus trajes y tuvo el atrevimiento de participar en las competiciones masculinas de completar poemas inacabados mostrando libremente su rostro, conducta que la hizo ser llamada "perversa" y ser criticada muy duramente, aunque también tuvo numerosos defensores de su honestidad, como el visir Ibn Abdus, su eterno enamorado que, al parecer, permaneció a su lado y la protegió hasta su muerte.

La gran pasión de su vida fue el poeta Ibn Zaydún( del que apenas se conocen datos de su vida hasta que conoció a la atractiva princesa y poetisa), con el que mantuvo una relación secreta, dada la vinculación del poeta con un linaje rival. Estos amores tuvieron un final tempestuoso por la relación de Ibn Zaydún con una esclava negra de Wallada. Tras la ruptura la correspondencia mantenida entre los amantes se convierte en una sucesión de sátiras feroces, donde aparece el nuevo amante de Wallada, que también se convierte en destinatario de las duras criticas del poeta Las consecuencias de las palabras dirigidas a su rival, le llevaron a la cárcel, desde donde escribió bellas cartas a sus amigos para que intercedieran por él Al fin, sus súplicas tuvieron efecto, y fue libertado aunque alejado de la corte con misiones de embajador ante otros reyes Recorrió distintas cortes (Sevilla, Badajoz, Valencia), para instalarse por último en la corte de Al-Mutadid como secretario, cargo que desempeño hasta su muerte.

Como recuerdo de este amor perdido, se pueden leer en el mármol del monumento unos versos del más puro romanticismo:



Tengo celos de mis ojos, de mí toda,
de ti mismo, de tu tiempo y tu lugar,
Aún grabado tú en mis pupilas,
Mis celos nunca cesarán…
WALLADA


Ay, qué cerca estuvimos y hoy qué lejos! Nos separó la suerte, y no hay rocío
que humedezca, resecas de deseo,
mis ardientes entrañas; pero en cambio,
de llanto mis pupilas se saturan.
IBN ZAYDUN

3 comentarios:

  1. Como siempre,esta es otra leyenda de lo mas bonita y romántica,y eso dos versos ,al final, son preciosos...buen colofón para esta leyenda.Saludos

    ResponderEliminar
  2. Los versos de ella sí están correctamente citados, pero no los de él, pues los que pueden leerse en el monumento son estos:

    Tu amor me ha hecho célebre entre la gente
    Por ti se preocupan mi corazón y pensamiento
    Cuando tú te ausentas nadie puede consolarme
    Y cuando llegas todo el mundo está presente
    IBN ZAYDUN

    ResponderEliminar